Los meses fríos, enfermedades y consejos.
El frío influye negativamente en el estado de salud de las personas. Más, si éstas no tienen las defensas necesarias para enfrentarlo.
Aunque el frío, en sí mismo, no es causante de enfermedad, existen hábitos y conductas asociadas a las bajas temperaturas que aumentan el riesgo de enfermar. Mientras, los agentes de algunas enfermedades encuentran un huésped con menos defensas que en el verano, los cilios nasales, que pierden movilidad con el frío, permiten que los microorganismos penetren más profundamente en el organismo.
Hay ciertos factores que se asocian al incremento de las enfermedades en el invierno. Algunos de ellos son:
Contaminación intradomiciliaria: es producida por los diferentes tipos de calefacción, y se ve agravada por la falta de ventilación de las habitaciones y otros recintos cerrados. Contaminación ambiental: su aumento en los meses de invierno, sumado a la contaminación intradomiciliaria, afecta principalmente a lactantes y niños pequeños.
Hacinamiento: la búsqueda de calor y la reticencia a exponerse al frío exterior, provoca la permanencia en ambientes cerrados, facilitando el contacto con personas enfermas o infectadas asintomáticas.
Humedad: las filtraciones, goteras, teteras encima de las estufas, secado de ropa en el interior de las viviendas, o vapores de cocinas mal ventiladas, contribuyen a mantener la humedad dentro de las habitaciones. Ello aumenta el riesgo de enfriamiento, por los cambios bruscos de temperatura al salir al exterior.
Para prevenir estas situaciones es aconsejable:Ventilar diariamente las habitaciones. Utilizar preferentemente estufas eléctricas o a gas. No dejarlas encendidas durante la noche y entreabrir una ventana para que salgan los gases.
Evitar los ambientes con humo de cigarrillo
Limpiar canaletas y caídas de agua antes del invierno. Tapar filtraciones del techo, paredes, puertas y ventanas.
Evitar hervir teteras encima de las estufas. Mantener cerrada y ventilada la cocina mientras se preparan alimentos que produzcan vapor.
Evitar aglomeraciones y ambientes cerrados, como centros comerciales, estadios techados, teatros u otros. En los colegios y escuelas, es importante que los niños salgan a recreo al exterior y aprovechar ese momento para ventilar las aulas.
Evitar el exceso de abrigo en ambientes calefaccionados, o la falta de abrigo en la intemperie.
No visitar enfermos con resfrío, gripe o neumonía
Si en el hogar hay un enfermo con gripe, lavar bien las manos después del contacto con éste.
Las principales enfermedades de invierno son:
* Gripe
* Infecciones Respiratorias Agudas (IRA)
* Meningitis
Gripe
La gripe o influenza es una Infección Respiratoria Aguda (IRA), causada por los virus influenza A, B y C. Aunque frecuentemente la enfermedad es de carácter leve, tiene una alta capacidad de propagación y puede producir complicaciones graves o incluso ser mortal. Los inconvenientes se presentan con mayor frecuencia en ancianos o personas con enfermedades crónicas de base. Ocasionalmente se presenta en niños pequeños, pero, sin embargo, en aquellos con enfermedades crónicas, puede existir alto riesgo de complicaciones.
La mejor herramienta para prevenir la gripe es la vacunación. Estudios de efectividad señalan que la vacuna protege de la enfermedad entre un 70 a 90% de jóvenes y adultos sanos. En personas mayores de 65 años reduce la hospitalización en un 60% y la mortalidad en un 80 %.
Infecciones Respiratorias Agudas (IRA)
La neumonía es la primera causa de mortalidad infantil tardía y las Infecciones Respiratorias Agudas constituyen la primera causa de consulta y hospitalización pediátrica. Entre estas infecciones, la neumonía y el síndrome de obstrucción bronquial son las más graves y se presentan especialmente durante el invierno, atacando con especialmente a lactantes, niños y adultos mayores.
Las infecciones respiratorias agudas invernales más comunes son:
Resfrío común.
Enfermedad viral, generalmente leve. Se caracteriza por el compromiso de las vías respiratorias superiores y una duración aproximada de 2 a 5 días. Sus síntomas, de comienzo repentino, incluyen deterioro del estado general, obstrucción nasal, estornudos, tos seca y a veces fiebre hasta 38,5°C. No se trata con antibióticos y los descongestionantes no deben usarse en menores de 3 meses de edad. Las recomendaciones generales son reposo si el estado general de la persona lo requiere, y gran cantidad de líquido.
Faringoamigdalitis.
Inflamación de la faringe y/o de las amígdalas, provocada, generalmente por el Streptococcus Betahemolítico A. Es un cuadro de comienzo brusco con decaimiento, dolor de cabeza, dolor de garganta y fiebre alta. Se puede observar enrojecimiento y aumento de las amígdalas, en ocasiones acompañado de manchas blancas y dolor en ganglios submaxilares. Se recomienda reposo y consultar al médico, ya que es común tener que medicamentar al paciente.
Otitis media aguda.
Inflamación aguda del oído medio y trompa de Eustaquio, que puede afectar a uno o los dos oídos. Puede ser causada por virus respiratorios o bacterias y provoca intensos dolores de oídos de comienza brusco, fiebre y, en lactantes, irritabilidad como manifestación del dolor .Habitualmente corresponde a una complicación del resfrío común, ataca principalmente a niños menores de 3 años y puede llegar a necesitar una intervención quirúrgica para drenar el fluido desde el oído medio.
Laringitis obstructiva aguda
Inflamación aguda de la laringe, generalmente de origen viral, que provoca diversos grados de obstrucción. Evoluciona rápidamente, causando disfonía o afonía, tos disfónica (tos de perro), estridor inspiratorio, diferentes grados de dificultad respiratoria y fiebre moderada. Esta infección puede ir de moderada a intensa, llegando al agotamiento del paciente y disminución de síntomas respiratorios.
Bronquitis aguda obstructiva.
Enfermedad generalmente producida por virus, caracterizada por la obstrucción de bronquios y bronquiolos, con tos de intensidad variable, fiebre moderada, respiración agitada, sibilancia audible (ruido en el pecho), dificultad respiratoria y para alimentarse. Esta enfermedad se presenta mayoritariamente en niños menores de dos años. En niños de tres meses o menos puede haber episodios de apnea.
Neumonía.
Enfermedad de origen viral o bacteriano, provoca una inflamación aguda del parenquima pulmonar. Dado que es difícil establecer la etiología de la infección, la neumonía se trata con antibióticos, que deben ser prescritos por un profesional médico. Sus síntomas más comunes son tos, fiebre y dificultad respiratoria, pudiendo presentarse dolor abdominal, puntada en el costado, vómitos, calofríos y expectoración. Por sus múltiples complicaciones y riesgo de apnea y paro cardiorespiratorio, es necesario acudir a un centro médico, realizar una radiografía de tórax y hemograma y, en niños menores de 3 años, hospitalizar.
Las Infecciones Respiratorias Agudas (IRA)
generalmente son causadas por virus. Los antibióticos no los atacan y su uso indiscriminado provoca resistencia al medicamento. Ello implica que, en caso de infecciones bacterianas, los antibióticos ya no serán capaces de combatirlas, con las consiguientes dificultades para encontrar un tratamiento adecuado.
Meningitis
La enfermedad meningocócica corresponde a la manifestación clínica de la infección producida por la bacteria Neisseria Meningitidis o Meningococo. Existen diversos grupos de esta bacteria, siendo los más importantes los A, B y C. Existen vacunas específicas para el Meningococo C y combinada para serogrupos A y C. Ambas vacunas están recomendadas como medida de control en caso de brotes epidémicos, debiendo ser administradas antes o durante el peak estacional. La aplicación de estas vacunas depende de la evaluación que realizan las autoridades de salud en cada situación de brote y la determinación de la efectividad de las diferentes medidas de control.
Hacinamiento: la búsqueda de calor y la reticencia a exponerse al frío exterior, provoca la permanencia en ambientes cerrados, facilitando el contacto con personas enfermas o infectadas asintomáticas.
Humedad: las filtraciones, goteras, teteras encima de las estufas, secado de ropa en el interior de las viviendas, o vapores de cocinas mal ventiladas, contribuyen a mantener la humedad dentro de las habitaciones. Ello aumenta el riesgo de enfriamiento, por los cambios bruscos de temperatura al salir al exterior.
* Infecciones Respiratorias Agudas (IRA)
* Meningitis