Claves para cuidarse de las alergias primaverales.
Esta estación se caracteriza por el florecimiento de las plantas, aunque también por las alergias. Las mismas, son una forma de reacción del organismo ante sustancias del medio ambiente y también pueden ser provocadas por la ingesta de ciertos alimentos o medicamentos. Las alergias pueden ser leves o graves, aunque la mayoría de ellas sólo produce moderadas molestias que causan lagrimeo y picazón en los ojos, además de algunos estornudos. En general, todas las sustancias que inducen alergias se denominan alergenos.
Según Fundaler, fundación constituida para el estudio del asma y otras enfermedades alérgicas, la alergia –también conocida como hipersensibilidad inmediata– se define como una “sensibilidad anormal a una sustancia que es generalmente tolerada y considerada no dañina”. Y desde la Organización aseguran que: “mientras que todas las reacciones inmunes resultan de la exposición a sustancias extrañas, las reacciones alérgicas son diferentes de la “inmunidad” protectora o aumentada que es conferida por las inmunizaciones o infección natural”. Según los datos de esta entidad, se estima que cerca de 6 millones de argentinos padecen de alguna enfermedad alérgica de cualquier tipo, y la incidencia de estas enfermedades se muestra en creciente aumento.
Alergenos y la reacción inmune
El sistema inmune sirve como mecanismo de defensa del cuerpo en contra de las innumerables sustancias extrañas que se encuentran presentes en el aire, la comida y los objetos. Dentro de este inmenso grupo de materiales extraños, el término “alergeno” se refiere a esas sustancias que principalmente resultan en una respuesta inmuno-alérgica.
Una característica esencial del sistema inmune humano es su habilidad para desarrollar reconocimiento inmunológico y memoria. Una vez que las células de este sistema encuentran una sustancia extraña y la reconocen como “lo extraño”, ese contacto inicial será por siempre “recordado”. Y si esa sustancia específica es encontrada nuevamente, la respuesta del cuerpo será mucho más rápida e intensa, como resultado de los mediadores químicos producidos por las células de memoria que se activan ante la re-exposición, y que en un momento dado, amplifican la respuesta activando otras partes del sistema inmune.
Otro mecanismo por el cual el sistema inmune ayuda a defenderse contra los materiales extraños incluye la producción de millones de anticuerpos diferentes (también llamados inmunoglobulinas). Cada anticuerpo tiene la habilidad de reconocer y unirse a una sustancia extraña específica y única. Los anticuerpos circulan en la sangre y están presentes en casi todos los líquidos corporales donde ayudan a “capturar” y prevenir la entrada de materia extraña no deseada.
En los humanos, el anticuerpo de tipo IgE es el responsable de la mayoría de las reacciones alérgicas.
Sin embargo, no se tiene conocimiento pleno de por qué algunas sustancias son alergénicas y otras no, ni tampoco de por qué no todas las personas desarrollan una respuesta alérgica después de la exposición a alergenos. Sin embargo, podría haber una contribución genética a las enfermedades alérgicas y los niños cuyos padres padecen alergias tendrían una probabilidad mayor para desarrollarlas.
Rinitis alérgica
Cuando la respuesta alérgica tiene lugar a nivel de la mucosa de la nariz se produce una rinitis alérgica, en los ojos ocasiona una conjuntivitis, en los bronquios origina el asma, en la piel eccema o urticaria y en el aparato digestivo gastroenteritis alérgica.
Durante la primavera, la rinitis alérgica es una de las cuadros respiratorios más frecuentes. Ésta se origina por la inflamación de las membranas mucosas de las fosas nasales y senos para-nasales. Esto se debe a que la nariz es la primera barrera que dispone el organismo para evitar el ingreso de muchos alergenos que se encuentran en el aire inspirado. La rinitis alérgica fue descrita inicialmente en Inglaterra en personas que trabajaban con heno, de allí que algunos la denominan aún “fiebre de heno”. Actualmente se sabe que se trata de una respuesta de defensas alterada y que puede presentarse frente a diferentes sustancias o alergenos.
Existen dos tipos de rinitis alérgica: la estacional y la perenne. La primera ocurre en épocas específicas del año, como primavera y verano, y es causada por los pólenes suspendidos en el aire; la segunda puede ocurrir durante todo el año y obedece a la inhalación de ácaros del polvo presentes en cortinas, alfombras o frazadas, así como a los hongos de la humedad o pelos de animales. La manifestación de la rinitis se caracteriza por repetidos estornudos en serie de 20 o más, picazón de nariz, rinorrea –que es la secreción nasal acuosa que suele ser abundante– y obstrucción nasal. Además, ésta puede acompañarse de cefalea, sensación de congestión nasal, prurito y enrojecimiento de ojos, oídos y garganta.
Cabe destacar que la alergia no tratada produce síntomas muy molestos que deterioran la calidad de vida, pero sobre todo expone al paciente a complicaciones como obstrucción nasal crónica, poliposis nasal y sinusitis crónica. El estudio de la alergia se realiza clásicamente con los test cutáneos. Y es muy importante identificar el o los alergenos, ya que una manera de evitar la alergia es precisamente evitar el contacto con éstos.
Prevención de alergias
La manera más conveniente de prevenir las alergias reside en evitar el contacto con los alergenos generadores de la reacción o enfermedad. En algunos casos, consistirá en eliminar los peluches de la habitación, las alfombras o cualquier otro elemento que contenga alergenos. Para la limpieza es preferible usar un trapo húmedo tipo lampazo antes que una escoba. También quitar el polvo a cortinas, alfombras, juguetes o materiales almacenados. Las personas alérgicas también deben mantenerse atentas respecto del humo del cigarrillo, las emanaciones químicas volátiles de pinturas, perfumes y detergentes. (Fuente: Revista Esencia.)